Prevención cardiovascular en la diabetes mellitus¿Es adecuado hablar de riesgo moderado o intermedio?

  1. Sergio Martínez-Hervás 1
  2. José T. Real 1
  3. Rafael Carmena 2
  4. Juan F. Ascaso 3
  1. 1 Hospital Clínico Universitario de Valencia, Valencia, España; Universitat de València, Valencia, España; Instituto de Investigación Sanitaria (INCLIVA), Valencia, España; CIBER de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas, Instituto de Salud Carlos III, Madrid, España
  2. 2 Universitat de València, Valencia, España
  3. 3 Universitat de València, Valencia, España; Instituto de Investigación Sanitaria (INCLIVA), Valencia, España
Revista:
Clínica e investigación en arteriosclerosis

ISSN: 0214-9168 1578-1879

Año de publicación: 2024

Volumen: 36

Número: 2

Páginas: 80-85

Tipo: Artículo

DOI: 10.1016/J.ARTERI.2023.10.003 DIALNET GOOGLE SCHOLAR lock_openAcceso abierto editor

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Resumen

La diabetes, especialmente la tipo 2, está considerada como una situación de riesgo de enfermedad cardiovascular aterosclerosa (ECVA). Los sujetos con diabetes tipo 2 tienen una mortalidad por ECVA 3 veces superior a la de la población general, atribuida a la hiperglucemia y a la frecuente asociación de otros factores de riesgo cardiovascular, como la dislipidemia aterogénica. Numerosas sociedades científicas han establecido una clasificación de riesgo de ECVA en la diabetes basada en 3 grados (moderado, alto y muy alto). Los objetivos del control de la dislipidemia están claramente definidos y aceptados, y varían dependiendo del riesgo cardiovascular previamente establecido. En el riesgo moderado o intermedio, las guías proponen una intervención menos intensiva, manteniendo cifras de c-LDL < 100 mg/dL y de c-no-HDL < 130 mg/dL, y esperar 10 a˜ nos hasta alcanzar la categoría de alto riesgo para iniciar un tratamiento más intensivo. Sin embargo, durante la década de seguimiento preconizada en las guías, el depósito de colesterol en la pared arterial va aumentando, facilitando el desarrollo de una placa de ateroma inestable e inflamatoria, y el desarrollo de ECVA. Alternativamente, se podría considerar desde el inicio que la diabetes conlleva una situación de alto riesgo y el objetivo debería ser c-LDL < 70 mg/dL. Además, mantener cifras de c-LDL < 70 mg/dL contribuye a reducir y estabilizar la placa de ateroma, evitando o disminuyendo episodios de mortalidad por ECVA durante esos a˜ nos de evolución de la diabetes. ¿Deberíamos mantener los objetivos propuestos en los sujetos con diabetes y riesgo moderado durante una década hasta alcanzar la fase de alto riesgo cardiovascular o, por el contrario, adoptar desde el inicio una postura más intensiva buscando reducir el riesgo cardiovascular en la mayoría de los pacientes con diabetes? ¿Es mejor esperar o prevenir con medidas terapéuticas efectivas desde el primer momento?