Envejecimiento y políticas de salud pública

  1. Pablo Monteagudo Chiner 1
  2. Cristina Blasco-Lafarga 2
  1. 1 Universitat Jaume I
    info

    Universitat Jaume I

    Castelló de la Plana, España

    ROR https://ror.org/02ws1xc11

  2. 2 Universitat de València
    info

    Universitat de València

    Valencia, España

    ROR https://ror.org/043nxc105

Revista:
Actividad física y deporte: ciencia y profesión

ISSN: 1578-2484 2659-8930

Año de publicación: 2023

Volumen: 38

Páginas: 9-14

Tipo: Artículo

Otras publicaciones en: Actividad física y deporte: ciencia y profesión

Resumen

Desde la década de 1950, la actividad física está relacionada con una serie de beneficios a nivel de salud física y mental para cualquier rango de edad (Kohl et al., 2012). Por ejemplo, ya en 2016 Moore et al. (Moore et al., 2016) constataba que su práctica durante el tiempo libre se asocia con una reducción del riesgo de hasta 13 tipos de cáncer, independientemente del peso corporal o el historial fumador. Y es clásico el trabajo de Pedersen y Saltin (2015) señalando el valor preventivo del ejercicio físico hasta en 26 enfermedades crónicas, aunque en la actualidad se podría considerar que junto a un efecto mediador directo, el efecto moderador de la actividad física + reducción del tiempo sedentario es beneficioso para muchas más. De la misma manera, la participación en actividades físicas durante la edad adulta se asocia con la prevención del riesgo de desarrollar problemas como la demencia, la discapacidad y/o la fragilidad en edades más avanzadas (National Institute for Health Care NICE, 2015; Blasco-Lafarga et al. 2021; De la Rosa et al. 2020). Por lo tanto, la actividad física es clave para ayudar a las personas a lograr un "envejecimiento saludable" según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2015; Bull et al. 2019).