Influencia de los factores de riesgo psicológicos y de los estilos de crianza percibidos en los trastornos de la conducta alimentaria

  1. Asuero Fernández, Ruth
Dirigida por:
  1. Luis Beato Fernández Director/a
  2. Mercedes Borda Mas Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Sevilla

Fecha de defensa: 22 de septiembre de 2017

Tribunal:
  1. Conxa Perpiñá Tordera Presidenta
  2. María Luisa Avargues Navarro Secretario/a
  3. Pilar Martínez Narváez-Cabeza de Vaca Vocal
  4. Carmen del Río Sánchez Vocal
  5. Francisco Jose Vaz Leal Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 480234 DIALNET lock_openIdus editor

Resumen

El objetivo general de este trabajo fue analizar la influencia de los estilos de crianza parentales percibidos y de variables personales y psicopatológicas en el desarrollo y el mantenimiento de TCA. Además, se planteó conocer el papel que desempeñaban las conductas purgativas (específicamente, los vómitos) en la enfermedad y el pronóstico. Todo ello, con el fin de averiguar qué características de las pacientes han de tenerse en cuenta a la hora de la planificación y el diseño de intervenciones eficaces. En concreto, el papel que desempeñan las conductas purgativas, en la evolución y el pronóstico ante las intervenciones multidisciplinares. Por otro lado, los objetivos específicos fueron: 1) Estudiar la influencia de la condición conductas purgativas (presencia vs ausencia) sobre las variables relacionadas con el TCA (satisfacción con la silueta, conductas alimentarias de riesgo, obsesión por la delgadez y comportamientos bulímicos), con las de desarrollo personal (perfeccionismo, autoestima e ineficacia) y con las alteraciones emocionales (sintomatología de ansiedad y depresiva). 2) Analizar la evolución de las participantes tras haberse sometido a tratamiento ambulatorio o hospitalario + ambulatorio, pasados doce y treinta meses, en las variables directamente relacionadas con los TCA y en la psicopatología general asociada. 3) Conocer en qué medida los estilos de crianza parentales percibidos (estilo de rechazo, calidez emocional y sobreprotección) influían en las variables estudiadas previas a la intervención multidisciplinar, así como en el pronóstico al año del proceso de recuperación del TCA y 4) Determinar las variables predictoras de mejoría terapéutica y analizar cuáles eran las variables con capacidad predictiva sobre la mejoría en las variables estudiadas, tras una evolución de treinta meses desde el inicio del tratamiento. Se estudiaron un total de 162 mujeres que acudieron al Hospital General Universitario de Ciudad Real, entre 16 a 44 años, que cumplían los criterios diagnósticos del DSM-IV y DSM-IV-TR para alguno de los diagnósticos de TCA (para los tipos anorexia nerviosa, bulimia nerviosa y trastorno de la alimentación no especificado) y que cumplimentaran la totalidad de la batería de pruebas en los diferentes momentos de evaluación, línea base (Tiempo 1), tras doce meses (Tiempo 2) y treinta meses del inicio del tratamiento (Tiempo 3). Sólo se incluyeron mujeres debido a la naturaleza exploratoria del presente estudio. Todas dieron su consentimiento según el Protocolo de Consentimiento Informado, siguiendo las recomendaciones de Del Río (2005). En primer lugar, se llevó a cabo la Entrevista Diagnóstica para los Trastornos de la alimentación. Entrevista elaborada ad hoc por los profesionales del Hospital General Universitario de Ciudad Real. También se obtuvo información sobre datos clínicos. A todas las pacientes se sometió a examen físico rutinario (analítica y exploración física) y determinación de constantes vitales básicas. Fueron entrevistadas por un profesional psiquiatra experimentado. Se recurrió a la medida antropométrica del Índice de Masa Corporal (IMC). Se obtuvo el peso, la talla y el IMC como indicador global del estado nutricional. A continuación, se emplearon varias medidas de evaluación, en las versiones adaptadas a la población española: a) Cuestionario de satisfacción corporal (BSQ) de Cooper, Taylor, Cooper y Fairburn (1987), b) Test de actitudes alimentarias (EAT-40) de Garner y Garfinkel (1979), c) Inventario de trastornos alimentarios (EDI-2) de Garner, Olmsted y Polivy (1983), d) Test de Bulimia (BITE) de Henderson y Freeman (1987), e) Escala de autoestima (RSES) de Rosenberg (1965), f) Inventario de ansiedad estado-rasgo (STAI) de Spielberger, Gorsuch y Lushene (1983), g) Inventario de Depresión (BDI) de Beck, Ward, Mendelson, Monk y Erbaugh (1961) y h) Cuestionario sobre la memoria de crianza percibida [My Memories of Upbringing] (EMBU) de Perris, Jacobsson, Lindstrom, Von Knorring y Perris (1980). Con respecto a los análisis estadísticos, se seleccionaron las pruebas estadísticas en función de los objetivos planteados, considerando la naturaleza y distribución de las variables. Se calcularon estadísticos descriptivos (frecuencias y porcentajes) de las variables sociodemográficas cualitativas relacionadas con las características descriptivas (edad, estado civil, nivel de estudios, número de hermanos y lugar que ocupa entre los hermanos). Asimismo, descriptivos (medias y desviaciones tipo) para las variables cuantitativas psicológicas y psicopatológicas, relacionadas con los TCA (IMC, insatisfacción corporal, conductas alimentarias de riesgo, obsesión por la delgadez y conductas compensatorias: sintomatología bulímica y gravedad de la sintomatología bulímica), con el desarrollo personal (perfeccionismo, autoestima e ineficacia) y con las alteraciones emocionales (sintomatología de ansiedad y depresiva), así como también en las variables referidas a la percepción de estilos de crianza parentales (rechazo, calidez emocional y sobreprotección). Estos análisis descriptivos se llevaron a cabo para la condición diagnóstico (AN, BN y TCANE) y subtipos (restrictivo o purgativo), así como para condición conductas purgativas (presencia o ausencia). La relación entre las variables cualitativas se valoró mediante el estadístico Chi cuadrado (χ2). Se aplicó el coeficiente de correlación r de Pearson (bilateral) para conocer las relaciones de interés entre las diferentes variables cuantitativas (de los TCA, de desarrollo personal y alteraciones emocionales) y las dimensiones de los estilos de crianza percibidos, Además, con la finalidad de conocer la influencia de los estilos parentales se realizaron análisis de regresión lineal. Para conocer la evolución de los subgrupos se recurrió a la comparación de medias mediante la prueba t de medidas repetidas y para determinar la existencia de diferencias, en los tres tiempos, en función de la condición conductas purgativas en las diferentes medidas relacionadas con el TCA, en las variables de desarrollo personal y en las alteraciones emocionales, se llevaron a cabo comparaciones de medias mediante la prueba t test de medidas independientes. Se emplearon análisis de la varianza multivariado (MANOVA), considerando de forma combinada las variables relacionadas con el TCA, (BSQ, EAT-40, EDI-OD, BITE-S), con las características de desarrollo personal (EDI-P, EDI-I), así como con las alteraciones emocionales (STAI-R, BDI). Por otra parte, para analizar las diferencias encontradas de una forma más exhaustiva se emplearon análisis de varianza mixto (ANOVA) 2 x 2 con las puntuaciones de la condición tiempo (Tiempo 1 o línea base vs Tiempo 3 ó 30 meses) como la variable intrasujetos y la condición conductas purgativas (presencia vs ausencia) como variable intersujetos. Finalmente, con el objetivo de determinar cuáles eran las variables con mayor capacidad predictiva sobre la mejoría, tras treinta meses del inicio del tratamiento, se llevó a cabo análisis de regresión logística. Los resultados mostraron que las pacientes con presencia de conductas purgativas presentaban una mayor afectación antes del inicio del tratamiento, siendo las características específicas relacionadas con el TCA las que ejercen un efecto más destacable. Al analizar la evolución de las participantes tras haberse sometido a tratamiento ambulatorio o hospitalario + ambulatorio, pasados doce meses se comprobó la efectividad del tratamiento en las participantes del estudio, especialmente en la que presentaban conductas purgativas y se reflejó una respuesta favorable en todas variables: las relacionadas con el TCA, las de desarrollo personal y las alteraciones emocionales. Además, la mejoría alcanzada con el tratamiento en las variables estudiadas, produjo un mantenimiento de los logros e incluso un aumento de la mejoría con el paso del tiempo (30 meses) en todas las variables: las relacionadas con el TCA, las de desarrollo personal y las alteraciones emocionales, en las pacientes con presencia de conductas purgativas. En cambio, en aquellas sin presencia de conductas purgativas la evolución favorable fue considerablemente más limitada, con una tendencia en general a mantener los logros alcanzados o a empeorar ligeramente. Al estudiar en qué medida los estilos de crianza parentales percibidos (estilo de rechazo, calidez emocional y sobreprotección) influían en las variables estudiadas, se observó que previo a la intervención multidisciplinar, la influencia de estos estilos parentales disfuncionales se aprecia especialmente en las variables relacionadas con el desarrollo personal (perfeccionismo, autoestima e ineficacia). Además, el estilo de rechazo y escasa calidez emocional influyó sobre la sintomatología bulímica, y la actuación de escaso apoyo y comprensión del padre sobre las alteraciones emocionales (ansiedad y depresión). Por otro lado, en el pronóstico al año del proceso de recuperación del TCA la percepción de un estilo de crianza de calor emocional influyó de forma positiva en el conjunto de las variables estudiadas, del mismo modo que la percepción de los estilos de crianza de rechazo y sobreprotección no afectaba más sobre unas variables que otras, si no que afectó a todas de forma similar. En cuanto a la diferencia de actuación entre el padre y la madre, el papel de rechazo de la madre reflejó influencia en la sintomatología depresiva, en cambio, el del padre ejercía mayor influencia sobre las de desarrollo personal a través de la expresión de calidez emocional y en los hábitos alimentarios, a través de la baja sobreprotección. Por otro lado, se constató que independientemente de la condición conducta purgativa, las variables que influyeron en el pronóstico, en mayor medida, fueron aquellas que en la literatura son consideradas factores de riesgo en los TCA: la insatisfacción corporal, los niveles de ansiedad y depresión, así como la baja autoestima.