Paisajes coreográficos. Para una ecología de la co-presencia

  1. GARCÍA SOTTILE, MARÍA EUGENIA
Dirigida por:
  1. Beatriz Ferrús Antón Director/a
  2. Enrico Pitozzi Director/a

Universidad de defensa: Universitat Autònoma de Barcelona

Fecha de defensa: 19 de enero de 2016

Tribunal:
  1. José Devís Devís Presidente
  2. Sebastián Gómez Lozano Secretario/a
  3. Cristina López Villar Vocal
  4. Chiara Panciroli Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 402249 DIALNET lock_openTDX editor

Resumen

El concepto de paisaje coreográfico se propone como una perspectiva que apunta hacia un proceso emergente en el arte contemporáneo desde el cuerpo y el movimiento. La coreografía, que había sido tradicionalmente subordinada a la danza, comienza a abrir un lugar propio en el panorama del arte. A través de nuevos formatos de manifestación el pensamiento coreográfico vuelve la mirada al movimiento como dimensión transversal entre disciplinas artísticas, científicas y el ámbito social. No se limita ya a una técnica sino que se propone como sistema para cartografiar las relaciones de los cuerpos en el espacio compartido. Al referirnos a cuerpos entendemos no sólo el cuerpo humano, sino también los otros seres vivientes y las cosas . En nuestra propuesta el pensamiento coreográfico contemporáneo está estrechamente ligado al pensamiento ecológico. Si lo coreográfico pone el acento en el movimiento y la constitución de las formas y los espacios, lo ecológico remarca la mutabilidad sus relaciones, siempre en equilibrio dinámico. Ambos enfoques se relacionan con una mirada cartográfica, que implica un ordenamiento por la cual es posible tener presente todos los elementos que constituyen un sistema sin jerarquizarlos. Desde la coreografía la visibilización de este aspecto se concreta a través de la notación y la partitura. Estas nociones: lo coreográfico, lo ecológico y lo cartográfico, conforman una constelación a la que denominamos coreografía diseminada. Por medio de este marco conceptual analizamos un conjunto de instalaciones donde se destaca la dimensión relacional y la construcción del movimiento. A estas piezas las ponemos en relación identificándolas como Instalaciones coreográficas. Son piezas creadas por artistas provenientes de diversas disciplinas, coreógrafos, arquitectos, artistas visuales; las dimensiones y los materiales pueden ser muy variados, no hay una catalogación para este género o subgénero que se pueda establecer desde un listado de características formales. Lo que tienen en común las Instalaciones coreográficas son una serie de principios coreográficos o guías para la acción que dialoga con el visitante a través de la forma y los recorridos del entorno instalativo. Es desde este diálogo en el que el espacio comunica una disposición para la acción que se genera la co-presencia. Hay un gesto contenido, en potencia, que se ofrece al visitante para que lo accione y por medio de él la pieza pueda ser completada. Como imagen de esta relación entre cartografía, coreografía y ecología identificamos la instalación coreográfica con el paisaje en modo amplio y con el jardín como espacio perceptivo, de forma más específica. Instalación y jardín son espacios acotados, que requieren entrar y tomar posición en ellos. En ambos el visitante predispone su atención para la interrelación con los elementos del ambiente y con los otros cuerpos que lo pueblan. El jardín siempre está en movimiento. Lo genera, lo contiene y lo transforma continuamente, tanto en la dimensión espacial como matérica. La correlación entre instalación y jardín nos permite profundizar en las calidades el movimiento y en la dimensión heterotópica de los espacios de arte. Los paisajes coreográficos invitan de forma activa a construir el espacio compartido desde una dinámica de la co-presencia. Son laboratorios para la experimentación de una política ecológica del cuerpo en movimiento. The concept of choreographic landscape is proposed as an embodied perspective for an emergent process in contemporary art. The choreography, which had been traditionally subordinated to the dance, begins to open its own place in the contamination of the arts. Through new ways of manifestation, the choreographic thought is focused on the movement as a transversal dimension among artistic practices, scientific disciplines and the social area. It does not limit itself to a technological skill, but is proposes as a cartographical system for mapping bodies relations in the shared space. Our reference to bodies looks not only to the human body, but also other living beings and the things (in it ontological definition). In our research the choreographic contemporary thought is narrowly tied to the ecological thought. If choreography puts the accent in movement and in the constitution of forms and spaces, the ecology underlines the mutability of relations, that are always in dynamic balance. Both approaches are related to a cartographic approach, which implies a non-hierarchical organization of all the elements that constitute a system. From choreography the expression of this aspect became concrete trough the notation and the score. These notions: the choreography, the ecological thinking and the cartographical approach conform a constellation that we define as disseminated choreography. In function of this conceptual frame we analyze a set of art installations where is outlined the relational dimension and the movement construction. We identify them as choreographic installations. Those pieces are created by artists from diverse disciplines, choreographers, architects, visual artists; the dimensions and the materials can be very varied, there is no a cataloged form for this genre or subgenre that could be establish looking at number of formal characteristics. What the choreographic installations have in common is a series of choreographic principles or action directions. These principles are activated in a dialogical relation with the visitor by the formatted space and the paths he/she discovers into the environment. The space communicates a disposition for actions that generates the co-presence. There is a contained gesture, a potential one, which is offered to the visitor to activate it and in so the piece could be completed. As image of this relation among cartography, choreography and ecology we identify the choreographic installation with the landscape in wide way and with the garden as perceptive space, in a more specific way. Installation and garden are fenced spaces, which they need to begin and to take position in them. In both the visitor predisposes his/her attention for the interrelationship with the elements of the environment and with other bodies that populate it. The garden always is in movement. Movement is generated, contained and transformed constantly into the garden, in the spatial dimension and in the material one. The correlation between installation and garden allows us to deepen in the qualities the movement and in the heterotopical dimension of art spaces. The choreographic landscapes invite to an active form of space shared construction by a co-presence dynamic. They are experimental laboratories for deepen in an ecological politic of the body in movement.