Sentir a Diosdon, alteridad y misión
- Lamamie de Clairac, Pablo
- Francisco Javier Herrero Hernández Director
Universidade de defensa: Universidad Pontificia de Salamanca
Fecha de defensa: 25 de xuño de 2020
- Jesús Marcial Conill Sancho Presidente
- Víctor Manuel Tirado San Juan Vogal
- Juana Sánchez-Gey Venegas Vogal
- Agustín Serrano de Haro Martínez Vogal
- Agustín Domingo Moratalla Vogal
Tipo: Tese
Resumo
Nuestra investigación conlleva dos focos de interés. Un primer foco determinado más por lo académico y filosófico; un segundo, en cambio, con un fuerte interés teologal y evangelizador. En primer lugar, nos encontramos con la edición de todos los cursos de Zubiri en torno al problema de Dios propios de su época de madurez. Esta edición crítica abre un panorama lleno de posibilidades. En primer lugar, para percibir el titánico esfuerzo del filósofo vasco para responder a los grandes desafíos que en torno al problema de Dios surgía en la cultura y la filosofía de la época que le tocó vivir; en segundo, para recuperar muchísimos análisis y elementos que fueron tratándose a lo largo de los veinte años que trascurrieron (desde la “Introducción al problema de Dios” (1963) hasta la “Redacción final del hombre y Dios” (1983)) entre cursos y escritos a cerca del problema de Dios; en tercero, para contemplar cómo toda la filosofía de Zubiri en continua madurez y crecimiento entraba constantemente en juego a la hora de afrontar tanto la realidad humana en toda su profundidad metafísica como la marcha intelectiva hacia Dios como realidad fundamento absolutamente absoluta: religación, marcha intelectiva y experiencia, por un lado; deidad, divinidad y Dios, por el otro; ambos extremos de este descomunal arco abarcaban los más intrincados, sutiles y profundos análisis de una filosofía que sigue manteniendo hoy su radical novedad como propuesta filosófica y teologal. En segundo lugar, nos encontramos en un momento en el que, según los especialistas en Zubiri, más allá de la recepción del filósofo vasco, de lo que se trata es de comenzar un periodo de fidelidad creativa. La filosofía de Zubiri, lejos de ser un sistema cerrado, por el contrario, es un sistema abierto a múltiples posibilidades por donde seguir profundizando filosóficamente. Ya no se trata solamente de elevar sus trabajos filosóficos a la altura de su trilogía Inteligencia sentiente, sino que la misma trilogía está pidiendo ser profundizada en muchos aspectos que quedaron abiertos. Entre ellos, consideramos fundamental profundizar en la filosofía primera de la realidad, justo allí donde emerge la realidad humana como coactualidad. Esta filosofía primera de la realidad humana supone profundizar en la dimensión no sólo intelectiva, sino también afectiva y volitiva, así como en el cuerpo sentiente como principio de actualidad. Adentrarse creativamente en este universo analítico desde la fenomenología radical y transcendental de Zubiri es una asignatura que sigue estando pendiente . Sólo desde un renovado planteamiento de esta filosofía primera de la realidad y, en concreto, de la realidad humana, los análisis de la religación y el problema de Dios pueden adquirir nueva e inusitada luz. Es aquí donde radica el audaz y osado título de nuestra investigación: ¿Qué significa sentir a Dios? ¿Qué significa profundizar en la estructura fenomenológica de un sentir intelectivo que es congéneremente afectivo-sentimental y tendentemente volitivo? Previo a la presentación del hombre como experiencia de Dios, y para entenderlo en toda su hondura, es importante profundizar en la accesibilidad de un Dios que se hace “sentir”. Finalmente, en lo que respecta a la investigación filosófica, nos encontramos en un momento en el que es importante no sólo el presentar a Zubiri dentro de la corriente fenomenológica y situarlo en diálogo con Husserl y Heidegger, sino ponerlo en relación con la fenomenología contemporánea. Autores como Emanuel Lévinas, Michel Henry, Jean Luc Marion, etc., han tratado el problema de Dios, su radicalidad y transcendencia, entre otros temas. Pues bien, nos parece que la propuesta de Zubiri no sólo no ha perdido vigencia y contemporaneidad, sino que está llamada a enriquecer el panorama actual de una forma sorprendente y aún impensada.