Desarrollo rural y capital socialaproximación desde el análisis de redes sociales. Una visión comparada de casos de estudio en andalucía e inglaterra

  1. SERRANO LARA, JOSE JAVIER
Dirigida por:
  1. Javier Esparcia Pérez Director

Universidad de defensa: Universitat de València

Fecha de defensa: 20 de septiembre de 2018

Tribunal:
  1. María Dolores Sánchez Aguilera Presidente/a
  2. María Dolores Pitarch Garrido Secretaria
  3. Michael Daniel Keech Vocal
Departamento:
  1. Geografia

Tipo: Tesis

Teseo: 571438 DIALNET

Resumen

Las áreas rurales europeas han sufrido un proceso de cambio socioeconómico desde la década de los 50 hasta principio de los 70. Esto se materializó en una salida de población de estas áreas, así como una pérdida de empleo y servicios. En consecuencia, las áreas rurales se vieron envueltas en un proceso de crisis, que empezó afectando al sector agrario, continuó con la sociedad, para finalmente, convertirse en una crisis de los espacios rurales. En la década de los 70 se desarrolla, desde el ámbito académico (y más tarde en el institucional y económico), un cambio de paradigma en las políticas rurales, que evolucionan desde un enfoque sectorial hacia otro más integrado y con una doble vertiente, social y económica. Es, en este periodo, cuando surge el concepto de desarrollo rural, que integra un conjunto de procesos y enfoque con el que se explica mejor el enfoque local. La integración del desarrollo rural en las políticas europeas surge, principalmente y pese a algunos antecedentes, con la reforma de los Fondos Estructurales (1988), cuando las instituciones comunitarias (y algunas nacionales) toman conciencia de los problemas y dificultades que presentan las áreas rurales, y de la necesidad de abordarlos con políticas concretas. Fruto de esta reforma, en la década de los 90, surge la Iniciativa Comunitaria (IC) LEADER (Liaison Entre Action de Développement de l´Économie Rurale), que comenzó siendo un programa piloto de intervención. Entre los principios más valorados del programa destacan el enfoque bottom-up, la cooperación, participación, colaboración público-privada y el partenariado. El enfoque LEADER continúa hasta la actualidad, aunque desde el año 2007 dejó de ser una IC y pasó a integrarse en los Programas de Desarrollo Rural (PDR). Por otro lado, con relación a los principios innovadores que se introdujeron con la metodología LEADER, había una doble vertiente. La económica, que ya tenían las antiguas políticas sectoriales (pero trasladada ahora a la escala local), y la social, más preocupada por la cooperación, la interrelación y la mejorar de las relaciones entre la población rural (intra/extra local). De ello se deduce que el futuro de estas áreas no debía depender solo de la cantidad de fondos que se destinen desde el punto de vista económico, sino también del hecho de asentar y, en su caso, atraer, nueva población, ya que sin población estas áreas corren el riesgo de continuar el declive, e incluso profundizarse. Dentro de esta vertiente social de LEADER es donde se inserta el concepto de capital social. Este no es un concepto nuevo, pero sí su discusión teórica y la utilización desde un gran número de disciplinas científicas, por ello es considerado un concepto multidisciplinar y multidimensional. El capital social integra un conjunto de componentes como son las redes sociales, la confianza, el asociacionismo, el conjunto de normas, valores y sanciones, la cooperación, o la reciprocidad, entre otros. De entre todo ellos, se considera que las redes sociales son una buena forma para medir el stock de capital social disponible por un actor o grupo de actores en un área. El capital social es un recurso que se distribuye de manera irregular entre los miembros de un grupo, ya que depende, en gran parte, de la cantidad, tipo y calidad de los contactos que tenga o sea capaz de movilizar. Por lo tanto, simplificando, cuanto mayor es el número (y uso) de relaciones, el stock de capital social tenderá a ser mayor. Sin embargo, la ausencia de relaciones puede dar lugar a destrucción y desaparición del mismo. Esta investigación se plantea a partir de una hipótesis central y tres complementarias. La hipótesis central se basa en que, en las áreas rurales, tras más de dos décadas de aplicación de programas de desarrollo, y debido precisamente a los objetivos que éstos (LEADER) tiene (cohesión de la sociedad local, de mejora de los mecanismos de coordinación, de interrelaciones tanto internas como externas), se ha producido un fortalecimiento del stock de los diferentes tipos de capital social. Es decir, se ha generado tanto capital social interno (Bonding), como externo entre colectivos y territorios (Bridging) y jerárquicos (Linking). Las otras tres hipótesis complementarias son, en primer lugar, que se ha conseguido una creciente inclusión social de las mujeres y de los jóvenes en los procesos de desarrollo rural y en los órganos de gestión del programa LEADER; en segundo lugar, que se ha conseguido una articulación y una cohesión entre todos los municipios y actores del área LEADER (áreas que surgieron con estos programas); y en tercer lugar que, tras más de veinte años de aplicación de los programas de desarrollo rural LEADER, los actores más implicados tienen una valoración positiva de estos programas y estrategias, así como que su implicación, participación y asesoramiento han aumentado con el paso del tiempo, en el marco de los diferentes periodos de programación. Desde el punto de vista metodológico, se han realizado un total de 160 entrevistas semiestructuradas y encuestas a un grupo de actores relevantes. Por actores relevantes se entienden a aquellas personas que han estado o están involucradas en los procesos de desarrollo socioeconómico, desde la perspectiva territorial supramunicipal (pudiendo tener o no una vinculación al programa LEADER). Se seleccionaron un total de cuatro casos de estudio, tres áreas españolas en Andalucía: Serranía Suroeste Sevillana-SSOS (Sevilla), Guadix (Granada) y Levante Almeriense (Almería); y un área en Inglaterra: Plain Action (Wiltshire county). La tesis se centra en el estudio de la dimensión relacional del capital social, para lo cual se aplica el enfoque metodológico del Análisis de Redes Sociales (ARS), incluyendo indicadores típicos como el grado, la cercanía, la intermediación, y otros menos habituales, pero tremendamente útiles, como el análisis de brokerage o el índice E-I. Adicionalmente, el procedimiento metodológico se complementó con recuentos muestrales, un estudio del capital social Linking y la georeferenciación de las relaciones personales. Los resultados ponen de relieve que se ha producido un incremento significativo del stock de capital social, aunque no en todas las tipologías por igual. Se observa como en el caso de las áreas españolas hay un importante stock de capital social interno (Bonding), mientras que el capital social externo (Linking y Bridging) es bastante menor. Este escenario, según la literatura científica, es negativo, ya que el capital social Bonding es importante para las fases iniciales, mientras que los dos restantes son fundamentales para que un área se desarrolle y se consolide, lo cual no está ocurriendo en las zonas españolas. En el caso del área británica, el stock de capital social externo es mayor que el capital interno, lo cual es muy positivo y mantiene la tendencia que marcan los autores de cómo debe evolucionar un área rural de forma positiva en los procesos de desarrollo rural. Respecto al resultado de las hipótesis complementarias, en el caso de la integración de las mujeres y los jóvenes en los procesos y programas de desarrollo, en las áreas españolas no se ha conseguido vincular un importante número de mujeres, mientras que hay una práctica total ausencia de jóvenes. En el caso del área británica, la integración de las mujeres es más paritaria, si bien también, en el caso de los jóvenes, su incorporación es prácticamente inexistente. Respecto a la hipótesis de la cohesión territorial, se ha podido comprobar que las redes de relaciones no siempre se corresponden con los nuevos territorios LEADER. Por lo tanto, desde los resultados obtenidos a partir del ARS, no se puede afirmar de forma clara que el programa LEADER haya conseguido o contribuido a articular de manera significativa estas nuevas áreas. Sin embargo, si se puede determinar que los actores relevantes y, por tanto, su red de relaciones, están más vinculados a aspectos como la concentración de población y las actividades económicas. Por último, con relación a la hipótesis sobre la valoración del programa LEADER por parte de los actores relevantes, los resultados ponen de relieve que, pese a los acontecimientos y dificultades recientes, esa valoración sigue siendo positiva. En este contexto, cabe destacar que, de manera paralela a esas valoraciones, y como signo positivo de dinámicas vinculadas a los procesos que se han puesto en marcha en el marco de LEADER, podemos destacar que, por ejemplo, los niveles de implicación, participación y asesoramiento o ayuda por parte de los actores relevantes ha sido creciente en los diferentes periodos. Ello no evita que, efectivamente, sea patente un proceso de desgaste, tanto de los propios actores vinculados al programa como de la implementación del mismo tras el periodo 2007-2013. En este sentido cabe destacar efectos negativos derivados, por ejemplo, de la reducción de fondos, o acusaciones de control por parte de determinados grupos de actores. Finalmente, con todo ello, se ha podido comprobar como a partir de un mismo enfoque metodológico en áreas rurales desfavorecidas, se han obtenido resultados dispares en cuanto al stock de capital social, inclusión de género y jóvenes, cohesión territorial y valoración de los programas, particularmente entre las áreas de estudio de Andalucía e Inglaterra. Desde este trabajo se propone seguir fomentando el stock de capital social externo con el objetivo de que estas áreas rurales avancen en los procesos de desarrollo y se consoliden. Al mismo tiempo, es necesario una mayor integración y articulación de los actores de las áreas de estudios, por lo tanto, serían necesarias acciones encaminadas a fortalecer este proceso. Se han observado signos de agotamiento tanto entre los actores involucrados como de la propia metodología LEADER, que comenzó como experimental, pero que ha continuando implementándose de esta misma forma más de 25 años. Ello hace necesario que de cara al periodo 2020 se introduzcan cambios en la política de desarrollo territorial, así como en las distintas áreas con el objetivo de seguir desarrollándose y consolidando estos procesos.