Efectos de un programa de entrenamiento concurrente de intensidad moderada-alta sobre la condición física y la calidad de vida en pacientes trasplantados de hígado
- Moya Nájera, Diego
- Juan Carlos Colado Sánchez Doktorvater
- Ángel Moya Herráiz Co-Doktorvater/Doktormutter
- Luis Compte Torrero Co-Doktorvater/Doktormutter
Universität der Verteidigung: Universitat de València
Fecha de defensa: 26 von März von 2019
- José Mir Pallardó Präsident/in
- Victor Tella Muñoz Sekretär/in
- Miriam Cortés Cerisuelo Vocal
Art: Dissertation
Zusammenfassung
El Trasplante Hepático Ortotópico (THO) consiste en la extirpación del hígado en su último estadío de enfermedad, y su sustitución por otro procedente de un donante en la misma localización anatómica. Los pacientes intervenidos suelen permanecer un mes de ingreso en el Hospital. Tras el alta hospitalaria, se les ofrecen recomendaciones sobre actividad física básicas, que consisten, principalmente, en realizar actividades de intensidad suave, como por ejemplo, andar. El largo tiempo en cama con su consecuente deterioro físico, la ingesta excesiva de alimentos y la medicación inmunosupresora, provocan la entrada en un círculo de hipoactividad y malos hábitos de vida, provocando ciertas enfermedades asociadas al THO, mermando la calidad de vida del paciente y pudiendo desembocar en problemas cardiológicos. El ejercicio físico es una de las actuaciones que mejor efecto tiene para su salud, aunque aún existen dudas sobre qué criterios prescriptivos son los más eficaces y seguros, además de cierta incertidumbre con referencia al nivel de intensidad al que se debe prescribir el entrenamiento físico, ya que existe poca literatura al respecto y de manera generalizada en el ámbito clínico se teme que intensidades moderadas y altas pudieran provocar efectos negativos sobre el nuevo hígado y sus funciones. Por ello, el objetivo del presente estudio ha sido comprobar los efectos de un programa de entrenamiento concurrente con su respectiva evolución hacia la metodología de programa multicomponente, en el que además de hacer especial focalización en el entrenamiento intenso de la fuerza y la resistencia aeróbica se incluyen ejercicios de equilibrio y flexibilidad, sobre la capacidad aeróbica, la fuerza máxima, la aptitud física, la composición corporal, la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS), y la función hepática. De manera voluntaria, cincuenta y cuatro pacientes se incorporaron al estudio a los seis meses del THO. Antes de comenzar, se les asignaba de forma aleatoria al grupo control (GC) o grupo intervención (GI). Los sujetos del grupo intervención completaron un programa de entrenamiento durante 24 semanas, compuesto por dos sesiones a la semana, con una duración de 75 minutos por sesión. En dicho programa de ejercicio se desarrolló un entrenamiento integrado de tipo concurrente. Este programa se focalizó especialmente en el entrenamiento intenso de la fuerza y la resistencia aeróbica, incluyendo de manera multicomponente ejercicios para mejorar el equilibrio y la flexibilidad. Este programa de intensidad moderada y alto carácter del esfuerzo fue aplicado mediante un circuito en el que se combinaban ejercicios aeróbicos y de fuerza principalmente, acompañados también de ejercicios de equilibrio y flexibilidad. El GC seguía las recomendaciones usuales de los médicos en la generalidad de centros hospitalarios, que consiste en andar a ritmo suave, sin realizar grandes esfuerzos. Se evaluó el máximo consumo de oxígeno (VO2máx.) utilizando la prueba de esfuerzo con bicicleta ergométrica, obteniéndose cambios estadísticamente significativos del GI respecto del GC, (+15% versus +7%, respectivamente) y a nivel intragrupo en el GI. La fuerza máxima se evaluó con un dinamómetro isocinético a partir de cinco acciones articulares: flexión/extensión de la cadera, flexión/extensión de la rodilla, flexión/extensión del hombro, abducción del hombro, y flexión/extensión del codo. De estas variables, también se observaron cambios estadísticamente significativos en la medición global de fuerza máxima del GI respecto del GC (+31% versus +9%, respectivamente). Específicamente por movimientos, se observaron cambios estadísticamente significativos en la medición de fuerza en la musculatura extensora de la cadera del GI respecto del GC (+49% versus +13%, respectivamente). Otra variable que obtuvo cambios estadísticamente significativos entre grupos fue en la fuerza de la musculatura flexora del codo, en la que el GI tuvo un incremento del 28% comparado con una reducción del 9% del GC. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre grupos en el resto de movimientos pero sí incrementos en todos los del GI frente a únicamente cuatro en el GC: extensión de codo (GI 23%, GC 11%, p=0.2), flexión de hombro (GI 17%, GC 12%, p=0.4), extensión de hombro (GI 6%, GC -6%, p=0.3), abducción de hombro (GI 27%, GC 17%, p=0.13), extensión de rodilla (GI 17%, GC 9%, p=0.17), flexión de rodilla (GI 8%, GC -9%, p=0.12). En todos los movimientos, el GI obtuvo mejoras estadísticamente significativas, no siendo así en el GC. La aptitud física fue evaluada con un compendio de pruebas: equilibrio estático monopodal (prueba single leg stance), agilidad (prueba de foot up and go), y flexibilidad (prueba de sit and reach). En todas ellas se encontraron diferencias estadísticamente significativas en el cambio del GI frente al GC, así como en el GI entre pre y post intervención. La composición corporal se obtuvo con una báscula con impedancia bioeléctrica, no obteniéndose cambios estadísticamente significativos entre grupos. La CVRS se midió con el cuestionario SF-36, el GI obtuvo diferencias significativas frente al GC en la función física y vitalidad. Además, de manera específica, el GI mejoró todas las dimensiones, obteniendo diferencias estadísticamente significativas en función física y daño corporal, mientras que el GC sólo mejoró cuatro de ellas durante el tiempo de estudio, obteniendo únicamente una mejora estadísticamente significativa en daño corporal. Por último, no se obtuvieron diferencias estadísticamente significativas en los cambios producidos en la función hepática, medida con biomarcadores sanguíneos: Transaminasa Glutámico-Oxalacética (GOT), Transaminasa Glutámico-Pirúvica (GPT), Gamma Glutámico-Transpeptidasa (GGT), Bilirrubina Total (BT), Tiempo de Protombina, Fosfatasa Alcalina (FA), International Normalized Ratio (INR) y Albúmina. Por tanto, en el presente trabajo de investigación se puede concluir que la realización de un programa de entrenamiento concurrente de fuerza y resistencia desarrollado con una intensidad moderada y con alto carácter del esfuerzo, y que además incluya completariamente ejercicios equilibrio y de flexibilidad, produce en los pacientes trasplantados de hígado mejoras en la capacidad aeróbica, la fuerza máxima específica y global, variables de aptitud funcional y CVRS, sin suponer riesgo para la salud del paciente o específica del injerto o cualquiera de sus funciones.