José María Ponsoda Bravo y la imagen escultórica religiosa de su tiempo en Valencia

  1. lópez catalá, enrique
Dirigida por:
  1. Rafael García Mahiques Director

Universidad de defensa: Universitat de València

Fecha de defensa: 05 de mayo de 2017

Departamento:
  1. HIST L'ART

Tipo: Tesis

Teseo: 471853 DIALNET

Resumen

a presente tesis se centra en el estudio de la vida y la obra del escultor José María Ponsoda Bravo (Barcelona, 1882-Valencia, 1963), en el contexto de la imaginería valenciana de su tiempo. Valorado y apreciado en su tiempo como uno de los mejores imagineros valencianos, a raíz de su muerte, la figura de José María Ponsoda cayó en el olvido, percibiéndose un proceso de recuperación de su nombre desde los años noventa coincidiendo con el interés por la escultura en madera policromada. Juntamente con Barcelona, Valencia detentó un papel hegemónico como centro productor de imaginería con respecto a otros centros peninsulares, desde el segundo tercio del siglo XIX, como el número de obradores y trabajos realizados atestigua. De entre estos obradores destacó el de José María Ponsoda. Partiendo de unos orígenes humildes el escultor consiguió hacerse un nombre, colocándose entre los mejores imagineros valencianos de su tiempo, merced a sus denodados esfuerzos y a sus dotes artísticas. Como muchos escultores José María Ponsoda nació en el seno de una familia de extracción modesta, oriunda de Cocentaina, establecida pocos años antes en Barcelona. Decidida su vocación, la formación del joven José María comprendió como la de tantísimos escultores, los estudios académicos, cursados en la Escuela de Llotja de Barcelona entre 1895 y 1898, y el aprendizaje práctico de la técnica de la escultura, en el obrador del escultor Francisco Torrás. Establecido en Valencia en torno a 1901, prosiguió su formación ingresando en el acreditado obrador de imaginería de Damián Pastor, que debió abandonar hacia 1904. Entre 1911 y 1913 fue profesor del Instituto General y Técnico y en fecha indeterminada de la Escuela de Artes y Oficios de Valencia. El final de la Guerra Civil se saldó con el encargo de la restauración de la imagen de la Virgen de los Desamparados de Valencia y de otras muchas, así como con la realización ex novo de numerosas imágenes patronales destruidas durante el conflicto. Sus últimos años transcurrieron entre el trabajo en el obrador, decantado en esta época por los encargos procedentes de la congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. La vida de José María Ponsoda transcurrió abocada a la imaginería, y a la docencia, con cuyas actividades logro sobreponerse de los reveses familiares. En ella destacaron algunos hitos significativos como la concesión de la medalla Pro Ecclesia et Pontifice, en 1932, o el homenaje de los imagineros valencianos en 1947 por su trayectoria al frente de un acreditado obrador. Su carácter mediano, determinó una mayor intervención del maestro sobre las obras, y un magisterio más directo sobre sus discípulos que en aquellos formados por un gran número de operarios. El dominio de todos procedimientos escultóricos y la competencia entre los obradores permitió a José María Ponsoda abarcar un vasto número de géneros escultóricos y tipologías formales. En correspondencia con la religiosidad de su tiempo, los temas más demandados fueron el Sagrado Corazón de Jesús, el Crucifijo, la Purísima Concepción y San José. Sus clientes de fueron sobre todo el clero y las capas medias acomodadas. El precio de las obras dependió de su tamaño, pero también de la calidad escultórica de las mismas. La formación académica del escultor, y su paso por varios obradores de imaginería en Barcelona y Valencia le permitieron asimilar numerosas influencias en su obra. En consecuencia su estilo gravitó entre el nazarenismo catalán de su formación inicial y el neobarroco valenciano. Por todas las razones señaladas la trascendencia de su personalidad resulta paralela a la de otros imagineros españoles de su época, como Antonio Castillo Lastrucci o José Navas Parejo