Lengua hablada y lengua escrita en los orígenes del españolestudio a través de la morfología nominal

  1. García Valle, Adela
Supervised by:
  1. María Teresa Echenique Elizondo Director

Defence university: Universitat de València

Year of defence: 1996

Committee:
  1. Fernando González Ollé Chair
  2. Antonio Briz Gómez Secretary
  3. José Muñoz Garrigós Committee member
  4. Jose Jesus Bustos Tovar Committee member
  5. Roger Wright Committee member
Department:
  1. SPANISH PHILOL

Type: Thesis

Sustainable development goals

Abstract

El estatuto de las formas cultas sigue siendo uno de los problemas no resueltos en los estudio diacrónicos del español. Por ello, el propósito de esta tesis es aportar datos lingüísticos que contribuyan a asentar algunas bases que permitan la identificación, reconocimiento y justificación de los "latinismos", "cultismos" y "semicultimos”. Este análisis se inserta, a su vez, en el estudio de otro hecho lingüístico, el del "arcaísmo". Esta tesis no solo abarca el campo de la gramática histórica, sino también el de la historia de la lengua, al relacionar estudio lingüístico e historia externa. A ello se añade el estudio de otros ámbitos, como el de la diplomática. Desde un punto de vista morfológico nominal, el análisis del polimorfismo gráfico, que se refleja en las aproximadamente nueve mil fichas correspondientes a las múltiples variantes de ochenta y seis palabras elegidas para su estudio lingüístico, ha facilitado el reconocimiento de las voces cultas. Es decir, a partir del siglo XII, con la llegada de las carolingias, intenta evitarse en la península el polimorfo gráfico con la introducción de algunas palabras tomadas del latín medieval. Se trata de los auténticos cultismos y semicultismos, si penetraron por vía oral, y de los latinismos, si lo hicieron por vía escrita. Estas formas culta se diferencian, por un lado, de aquellas palabras cuya apariencia latina no es razón suficiente para considerarlas como cultas, y, por otro, de los arcaísmos, entendidos como fenómenos no de conservadurismo, sino de innovación, que unen a su apariencia latinizante una fecha de documentación muy temprana. Todo ello, puesto en relación con la oralidad y la escritura, ha permitido establecer, al mismo tiempo, algunos principios sobre la lengua hablada y la lengua escrita, desde las pizarras visigodas del siglo VII, hasta las escrituraciones notariales de finales del siglo XIII.