De chatarra a patrimonioel proceso de patrimonialización industrial de las antiguas instalaciones sidero-metalúrgicas de Puerto de Sagunto (1984-2014).

  1. Bodí Ramiro, Julio
Zuzendaria:
  1. Beatriz Santamarina Campos Zuzendaria

Defentsa unibertsitatea: Universitat de València

Fecha de defensa: 2015(e)ko uztaila-(a)k 29

Epaimahaia:
  1. Josepa Cucó Giner Presidentea
  2. Xavier Roigé Ventura Idazkaria
  3. Victoria Quintero Morón Kidea
Saila:
  1. Sociologia i Antropologia Social

Mota: Tesia

Laburpena

La perspectiva que recoge este trabajo presenta la noción de ¿patrimonio cultural¿ y, por extensión, la noción de ¿patrimonio industrial¿, como un proceso de negociación y toma de decisiones sobre la proyección, el uso y la gestión tanto del pasado, como de las representaciones sociales y las imágenes que emanan del mismo. Más allá del resultado final y concluso de la recuperación, salvaguarda y puesta en valor de distintos objetos culturales, lo importante a reseñar es que, este hecho está marcado por la negociación propia de un proceso social caracterizado por la relación entre diferentes agentes patrimonializadores. Siguiendo a Smith, ¿el patrimonio no es una `cosa¿, o un lugar, más bien es una representación o un proceso cultural interesado en negociar, crear y recrear recuerdos, valores y significados culturales¿ (2011: 39). Desde este punto de vista, los procesos de patrimonialización industrial son espacios abiertos, dialógicos, inconclusos y esencialmente problemáticos. En ellos, toda una amalgama de diferentes intereses negocian sobre la definición misma de patrimonio. De esta manera, siguiendo a García Canclini (1999), el patrimonio es un campo de fuerzas desigual donde lo que se dirime es su propia definición. En este espacio conflictivo, salen a relucir visiones acerca de lo que es o no es patrimonio, acerca de lo que importa o de lo que permanece residual. Qué, cómo y para qué patrimonializar, suponen las claves de un proceso de negociación donde coexisten agentes con distinta capacidad de respuesta, o en otras palabras, distinta capacidad de generar y movilizar recursos. Por lo tanto, en un proceso en el que ¿las interpretaciones dependen en parte de los intereses materiales e ideales de los actores sociales implicados¿ (Barthel, 1996: 356), el dejar de lado sus dinámicas y sus relaciones, supone involucionar hacia su cosificación y desproblematización. Al mismo tiempo, los procesos de patrimonialización industrial entran en el espacio de lo político al ser una cuestión relativa al poder y a la toma de decisiones (Santamarina, 2012a). Los agentes patrimonializadores tratan de generar consenso a partir de la legitimación discursiva propia de la ciencia como espacio de verdad, saber y conocimiento y del respaldo global y hegemónico de los organismos y las instituciones que velan por la protección del patrimonio. Instrumentalizando estas cuestiones, los agentes patrimonializadores con capacidad para incidir en la resolución del conflicto, marcan distancias frente a otras posibles lecturas, justificando la primacía de unas dimensiones y usos frente a otros. Así, una vez encumbrado un tipo de patrimonio y de actuaciones, el constructo resultante se presenta sin fisuras, herméticamente cerrado sobre sí mismo, rodeado de distinción y excelencia. Repleto de asimetrías, el patrimonio se convierte en la imagen exclusiva de sus creadores, devolviendo una imagen única. Por último, este tipo de operaciones se ¿naturalizan¿ desde el momento en que el proceso que ha llevado hasta ese punto, es negado y obviado. En definitiva, si el patrimonio no es un proceso sino únicamente un resultado final, legitimado a través de las instituciones y los cuerpos de conocimiento que le son propios, sus pronunciamientos no conocen desafíos. La imagen que se nos presenta es la de un patrimonio inmovilista que cosifica los fenómenos sociales y culturales (Choay, 2001; Handler, 2003; Amselle, 2006), presentándolos de manera condescendiente, exentos de conflicto. Pero, ¿qué consecuencias tiene este último mecanismo? Para la perspectiva que aquí se despliega, el ¿patrimonio¿ genera y legitima prácticas de sobredimensión y olvido; o si se prefiere de inclusión y exclusión, que remiten a una manera unívoca de pensar nuestro pasado y nuestras sociedades. Ahora bien, este poderoso mecanismo de producción de conocimiento, realidad y pasado se pone a prueba en cada una de las comunidades, poblaciones o espacios locales en los que existen procesos de patrimonialización abiertos. Allí, los discursos globales y hegemónicos serán asumidos o, como contrapartida, resignificados, reapropiados y transformados. Es allí donde el patrimonio tendrá la oportunidad de enfrentarse a las demandas de los grupos y comunidades a los que representa y poner a prueba sus postulados hegemónicos. Dicho todo esto, este trabajo tiene como objetivo entender la génesis, los axiomas, la programática concreta y el desarrollo del proceso de patrimonialización industrial de Puerto de Sagunto. De este objetivo, se derivan varias preguntas. ¿Qué papel juega el patrimonio?, ¿Qué significados condensa?, ¿Cómo lo entienden los diferentes actores y agentes que de una manera u otra están involucrados?, ¿Cómo se manifiestan, concretan o resignifican las propuestas globales sobre el patrimonio industrial en un contexto local? En definitiva de lo que se trata es de acercarse al desarrollo concreto del proceso de patrimonialización industrial. Al mismo tiempo, aproximarse a la postura de los diferentes actores y agentes. Este posicionamiento está determinado tanto por sus distintas posturas como por sus capacidades para movilizar recursos hacia la definición del llamado patrimonio industrial.