Persona, justicia económica y paz en Dorothy Day y Peter Maurin

  1. Colomer Segura, Ana
Dirigida por:
  1. Jesús Ballesteros Llompart Director
  2. Ernesto Jaime Vidal Gil Director

Universidad de defensa: Universitat de València

Fecha de defensa: 22 de octubre de 2014

Tribunal:
  1. Carmen Herrando Presidente/a
  2. Vicente Bellver Capella Secretario
  3. Susan Mountin Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

La presente tesis analiza el pensamiento de Peter Maurin (1877-1949) y Dorothy Day (1897-1980), dos importantes autores, fundadores del movimiento Catholic Worker, que empezó su actividad en 1933 en Nueva York, Estados Unidos. Desde un programa de acción de “tres puntos”, el movimiento empezará con la publicación de un periódico dirigido a los obreros y los desempleados. El periódico llegará a ser un foro de discusión sobre temas urgentes como la guerra o la economía, que además acogerá las propuestas del personalismo comunitario francés y del distributismo inglés. El segundo punto consistirá en el establecimiento de casas de hospitalidad. De este modo, el Catholic Worker será un foco de hospitalidad hacia los pobres y desfavorecidos, así como de acogida hacia minorías étnicas, religiosas y nacionales. Las casas de hospitalidad se convertirán en emblema del movimiento, porque han funcionado ininterrumpidamente y porque nuestros autores vivieron en ellas y escribieron desde sus experiencias. El tercer punto, culminación del programa, favorecerá la vuelta al campo, con el establecimiento de comunas agrarias para lograr una nueva filosofía del trabajo. Las fuentes del pensamiento de nuestros autores son numerosas y variadas. Se inspiran en grandes pensadores cristianos de todas las épocas, como san Francisco de Asís, santo Tomás de Aquino o santa Teresa de Lisieux. Además, es innegable la influencia, por un lado, de la filosofía personalista, representada por pensadores como Charles Péguy, Jacques Maritain, Nikolái Berdiáyev o Emmanuel Mounier; por otro, del distributismo inglés propuesto por, entre otros, Gilbert K. Chesterton, Hilaire Belloc y Eric Gill, y, finalmente, del testimonio de importantes activistas por la paz, la justicia y la no-violencia, como Mohandas K. Gandhi, Martin Luther King o César Chávez. El Catholic Worker puede ser definido como movimiento personalista, y además podemos afirmar que el personalismo de este movimiento es fundamentalmente activista, por el afán por poner en práctica los principios que se defienden en el periódico y el empeño en transformar la realidad. Nuestros autores entienden, en suma, el personalismo como la filosofía de la responsabilidad personal hacia las personas concretas, despojadas de etiquetas excluyentes, y que trata de favorecer la comunidad. Desde esta centralidad de la responsabilidad, nuestros autores también conectan con los postulados de la subsidiariedad, promovida por las encíclicas sociales y asumida por los pensadores distributistas. Defienden que lo más beneficioso y acorde con las necesidades de los ciudadanos es que las situaciones más cercanas se resuelvan por los cuerpos sociales más cercanos. Además, Dorothy Day ligará esta idea de subsidiariedad con la rama del anarquismo más pacifista y cooperativista, para proponer el protagonismo de la sociedad civil (frente al Estado) organizada en pequeños grupos de asociación voluntaria, todo basado en la cooperación, la no-coerción y la responsabilidad personal. Las ideas de nuestros autores y de otros colaboradores en el periódico Catholic Worker se caracterizan por una visión crítica de las realidades y contravalores de la sociedad contemporánea, como la avaricia, las desigualdades, la exclusión y la guerra, y a la vez, y más importante, por la propuesta y empeño por poner en práctica valores positivos, como la hermandad, la sencillez y la paz.