La educación y atención de la primera infancia en la Unión Europeaun estudio comparado

  1. Ancheta Arrabal, Ana
Dirigida por:
  1. Luis Miguel Lázaro Lorente Director

Universidad de defensa: Universitat de València

Fecha de defensa: 30 de junio de 2010

Tribunal:
  1. Alejandro Mayordomo Pérez Presidente
  2. Irene Palacio Lis Secretario/a
  3. Alejandro Tiana Ferrer Vocal
  4. Geert van Hove Vocal
  5. Paulí Dávila Balsera Vocal
Departamento:
  1. E.COMPAR.H EDU

Tipo: Tesis

Resumen

Mundialmente, resulta un hecho aceptado que los primeros años de la vida requieren un tratamiento diferenciado, ya sea porque la educación primera y temprana los convierta en decisivos o bien porque, sencillamente se conceda una cierta especificidad al proceso de maduración de un ser aún en crecimiento. Así, se viene asumiendo, cada vez más que los primeros años son un periodo de desarrollo excepcional del cerebro en que las experiencias infantiles sientan las bases del aprendizaje ulterior. Si bien, esta concepción, a su vez, se conjuga con una conceptualización holística de la educación infantil, a luz del paradigma del aprendizaje a lo largo de toda la vida, que requiere la asunción particular de los diversos ambientes de aprendizaje (instituciones formales, educación no formal, informal, etc.) en que ésta tiene lugar. No se trata, pues, de una cuestión de límites cronológicos, sino más bien de comprender que el proceso educativo acompaña al ser humano durante toda su vida. A efectos de tratamiento, este trabajo se ajusta a la convención, cada vez más admitida, de que la primera infancia comprende el periodo que va desde el nacimiento hasta la edad de ocho años, asumiendo que entonces todos los niños deben estar escolarizados en la enseñanza primaria, inspirándose en el primer objetivo de la Educación Para Todos (EPT) relativo al Marco de Acción de Dakar. Este Informe se centra a la vez en la atención y educación de los más pequeños, definiendo el término atención por el que, generalmente, engloba los cuidados en materia de salud, higiene y nutrición recibidos por los niños en un entorno protector y seguro que promueve su bienestar cognitivo y socioafectivo; y la acepción del término educación es mucho más amplia que el de enseñanza preescolar, ya que engloba mucho más. Con todo, la educación y atención de la primera infancia (EAPI de aquí en adelante) es un concepto reciente que en la actualidad implica, fundamentalmente, un modo propio de entender la educación de los más pequeños. Es importante reconocer y apreciar que la diversidad de las concepciones y enfoques de la primera infancia varían en función de las tradiciones locales, las culturas, las estructuras familiares y la organización de la enseñanza primaria. En este sentido, por ejemplo, la Educación Preprimaria es otro concepto que resulta de la comprensión de la primera infancia desde el punto de vista educativo y que también es objeto de revisión constante para las autoridades educativas. De este modo, la concepción de la Educación Pre-primaria que incluye, según la International Standard Classification of Education (ISCED, Clasificación Internacional Estándar de Educación), los programas comprendidos en la institucionalización de la educación y las actividades de aprendizaje para los individuos antes de su entrada en la educación primaria que ofrecen actividades de aprendizaje intencionadas y estructuradas en una escuela o centro (en oposición al hogar) para infantes de al menos 3 años de edad. Como es natural existen, anteriores a esta primera noción, asunciones poco específicas pero presentes de la primera infancia como una etapa separada de la edad adulta que debe de ser expresada en términos de estatus o posición social, es decir, la particular forma que esta diferenciación adquiere como concepción o producto de cómo se concibe la infancia desde los distintos puntos de vista culturales, sociales y particulares. Hablar de concepciones es, entonces, ubicar el entendimiento de la primera infancia en un contexto social, político y cultural determinado. La implicación directa de este posicionamiento es que se puede hablar de diferentes concepciones de la infancia potencialmente válidas y competentes entre sí. Es decir, la infancia no es sólo una inmadurez biológica sino que es una creación histórica, cultural y política; de ahí que los gobiernos de las sociedades tengan respecto a ella un campo de acción casi ilimitado que empieza por la construcción de la misma imagen social de la infancia y que se entiende en el desarrollo de medidas legales, adiministrativas y económicas que proporcionan vigencia a dicha imagen. Para entender los cambios, fuerzas y factores que estructuran las visiones de la infancia, se ha de atender a las perspectivas de los adultos cultural e históricamente concretas, ya que los propios niños han tenido muy poco protagonismo en la definición de sus posiciones sociales e identidades propias. Este es uno de los temas de interés de la sociología de la infancia actual pues pretende integrar las concepciones teóricas de los niños como agentes sociales con los análisis generales de cambios sociales que sugieren una población infantil más informada y segura de sí misma. Así, sociólogos y psicólogos reconceptualizan la infancia desde el examen de las ideas existentes y las posibles alternativas basándose en un amplio abanico de materiales empíricos y teóricos desde la reflexión académica y, por extensión, de la información de los amplios contextos políticos y sociales en los que la infancia está ausente. Se trata de situar la infancia fuera de los enfoques convencionales conceptuales y metodológicos de la socialización y el desarrollo, desde los que los niños se encuentran subordinados y dependientes de los adultos, a la vez que se intenta llevar a cabo la difícil tarea de dar sentido a la posición de la infancia en la dinámica red de relaciones y responsabilidades que caracteriza la sociedad postmoderna. De este modo, las nuevas posiciones revelan tensiones teóricas importantes y productivas entre la nueva sociología de la infancia y la idea de la infancia como una configuración cultural, política y social que es dada por hecho. Las teorías posmodernas o más recientes han promovido las ideas de reflexión en el nivel cotidiano de la acción social y a través de cambios paradigmáticos en las ciencias sociales y estos efectos se perciben en subdisciplinas o campos científicos como la sociología de la familia y la psicología del desarrollo que reflexionan sobre la situación de sus datos e informaciones, sus materias y sus técnicas de investigación a través de una reevaluación del concepto de infancia. Además, una sola concepción de la infancia se convierte en referente para la evaluación de la conducta infantil y de aquellas instituciones e individuos que tienen responsabilidades hacia los niños. Pero, desde una perspectiva metafórica, las posiciones sociales de los niños ya no están definidas bajo un modelo universal y natural de la infancia, sus actitudes y su comportamiento, lo que para algunos ha venido a significar su desaparición. Últimamente, una manera alternativa de concebir la infancia rompe con el juicio de la condición contemporánea de la infancia en los campos científicos, reformulando en términos de cambio social los problemas y las crisis atribuidas a la población infantil. Para ello, es necesario reconstruir las circunstancias bajo las que la infancia es consignada en forma problemas y concentrarse más en cómo los niños y su condición pueden estar cambiando; implica una reconceptualización o reconstrucción de la infancia desde la que se intenta entender la naturaleza cambiante de las vidas de los niños y examinar la posibilidad de establecer versiones más controvertidas de la infancia. Desde esta perspectiva, debe asumirse la diferencia generacional de la infancia como referente de su propia identidad, dejando de concebir a los más pequeños como sujetos que deben ser disciplinados y controlados, pues son vistos como actores sociales competentes que participan en el moldeado de sus ambientes. En las teorías dinámicas de la socialización, se concibe la infancia en la naturaleza controvertida de las relaciones entre niños y adultos como herramientas conceptuales para situar a la infancia en las amplias teorías del cambio social. Así, la crisis y reconstrucción del concepto de la infancia se examinan no sólo como un factor paralelo a la crisis de familia, en el sentido de la pérdida de su acepción convencional y, sobre todo, con referencia a la supuesta ruptura de las relaciones familiares, si no también como el replanteamiento de la infancia conceptual y empírica de las teorías de la modernidad tardía. A este respecto, conocer los cambios en la forma de organización familiar, y relacionar ésta con el entorno socioeconómico, es un paso necesario para entender los problemas actuales. El modo de vida actual es, sencillamente, incompatible con la manera en que la familia se ha organizado hasta hace unas décadas. En este sentido, el papel del sector público va a ser crucial como instrumento de socialización de ciertos costes que hoy la familia es incapaz de asumir, costes en gran parte relacionados con elcuidado y la educación de los niños más pequeños. El problema de la infancia descansa en una serie de elementos opuestos que posicionan a la infancia contra el Estado pues resulta el proveedor y la solución parcial a sus problemas, dado el modelo inflexible y dicotómico de las relaciones entre las familias y el Estado. La infancia, como una característica central de la vida familiar, está determinada por la naturaleza y estructurada por las ideas de autonomía y privacidad. El Estado, en particular la variedad moderna del bienestar, es parte del público externo porque su capacidad de expandir y monopolizar es mayor o menor en la invasión del ámbito privado. Los contextos de la infancia moderna y, por extensión, de la vida familiar están estrechamente unidos al modo en que desde la política se percibe la posición y condición de la infancia y de sus responsabilidades hacia la misma. Esta posición resulta, en cualquier caso, un tanto ambigua como resultado del modo en que es concebida la responsabilidad parental desde la lectura de la política de la infancia. A pesar de la diferencia de epistemologías y prácticas profesionales, las exigencias de la protección y el bienestar infantil son hoy tales que las uniones académicas y profesionales entre la educación, el sistema judicial y social son menos trascendentes que el amplio rango de problemas que implican a profesionales, familias y niños. A la luz de lo expuesto hasta ahora se vuelve necesario, en alguna medida, reconstituir el objeto de la infancia, no sólo por la constitución de nuevas respuestas, sino también por el desafío para las nuevas investigaciones en las que deben existir infancias capaces de hablar por sí mismas, de ser protagonistas y narradoras de su propio relato. Elevar dicha voz se torna en una condición indispensable para llevar adelante el discurso moderno que trae consigo la virtud de reconocer que todavía se sabe poco sobre lo frágil, poderosa y prometedora que es la naturaleza de la primera infancia. Así, la constitución del campo de las políticas para la infancia es objeto de perplejidades para aquellos que se dedican al estudio sistemático de la historia de la infancia, pues ésta comprende como una representación que los adultos hacen del período inicial de la vida en el desarrollo humano o los sujetos que viven dicha fase de la vida. Pero su estudio, además, tiene que ver con la relación de la sociedad, la cultura y los adultos con la idea de la infancia establecida, así como de todos los anteriores factores con los sujetos afectados y con la relación de estos sujetos entre sí. Igualmente,su duración es otro aspecto subjetivo a considerar que asimismo imprime la peculiaridad de las sociedades, como lo resulta también la diferenciación de sus elementos comunes en el intento de definirla bajo un concepto universal o la utilización del concepto en plural para la referencia de las múltiples infancias o diversos subgrupos de individuos que la componen en función de una disparidad de factores que se suman a aquéllos que constituyen la propia idiosincrasia de la primera infancia. Las ideas e imágenes de la primera infancia, pues, a lo largo del tiempo son las que construyen su propia historia. El campo de la Primera Infancia es conocido con diferentes nombres, tanto en distintos países como dentro de cada uno de ellos, que varían en función de los puntos de referencia que adoptan los protagonistas que intervienen en ella. De este modo, supone más que una simple denominación pues, en realidad, implica constructos sociales que conllevan diferentes formas de entender la infancia y diferentes imágenes de los infantes que darán lugar, a su vez, a formas específicas de desarrollar las políticas, la provisión y las prácticas de la misma. Las acepciones de la atención a la primera infancia y las prácticas inherentes varían considerablemente dentro de los países y de un país a otro, según los procesos acaecidos acordes con los modelos educativos y sociales preconcebidos para la infancia, dentro de la familia y de la sociedad. Dada la naturaleza polifacética de la primera infancia, la existencia de varias denominaciones puede ser inevitable de modo que, mientras el abanico de intereses institucionales sea tan amplio, el esfuerzo por unificar este concepto resulta en vano. Entre tanto, el concepto varía según su interpretación particular en cada uno de los contextos sociales, culturales y lingüísticos, las concepciones de lo distintos actores, etc. En cualquier caso, el énfasis en los nombres asignados puede restarle atención a otros temas igualmente importantes, tanto en el fondo como la forma, como el modo en que los servicios para la primera infancia están relacionados con otros sectores. Con todo, resulta imprescindible, especialmente para maximizar los estudios comparativos y transversales, contar con una definición operacional que pueda caracterizar las políticas de los distintos países con independencia de los términos empleados. Por ello, se considera como referente básico los acuerdos internacionales clave adoptados en los últimos años (como en la Convención de los Derechos del Niño, el Marco de Acción de la EPT, etc.), así como las tendencias relativas al acceso, calidad,reparto, regulación, etc. en este campo tratadas por las organizaciones internacionales. A este respecto, resulta necesario pasar de la concepción de una infancia de las necesidades a una infancia de los derechos que, desde las actuaciones prácticas, no lleve a infravalorar los recursos y las potencialidades de los niños y niñas desde el nacimiento, llamando a una ética de la calidad y equidad de los servicios para la infancia, hechos ambos que dependen, entre otros aspectos, del tipo de inversión e implicación de los actores que intervienen en esta etapa. En la actualidad, la educación y atención de la primera infancia se han convertido en uno de los objetivos principales en las agendas de las políticas educativas globales y de la mayoría de países. Así, la necesidad de atender y educar a los niños y niñas durante la primera infancia ha experimentado un aumento notable de la atención política e institucional durante las últimas décadas, especialmente los últimos años, de modo que tanto los responsables políticos como los expertos han reconocido que un acceso equitativo a una educación y cuidado de calidad durante esta etapa puede reforzar las bases del aprendizaje a lo largo del periodo vital y responder a las amplias necesidades sociales y educativas para todos los niños y sus familias. No obstante, esta primera etapa de la vida ha sido atendida de forma muy dispar y, además, el origen de su interés es bastante reciente en la historia de los países desarrollados. Desde la línea señalada, en este trabajo se pretende revisar cómo las diversas políticas sociales han atendido al compromiso con la primera infancia en los Estados de bienestar europeos desde una perspectiva histórica y comparada necesaria. Procesos que, a su vez, han marchado acordes con los modelos educativos y socialesconcebidos para la infancia, dentro de la familia y de la sociedad. Todo ello desde un enfoque comparativo en el panorama europeo que pondrá en relieve los distintos enfoques adoptados para el desarrollo de unas políticas profundamente arraigadas en los contextos, valores y creencias culturales y sociales sobre la infancia, los roles de la familia y el gobierno y los propósitos de la educación y cuidado de la infancia temprana. Una doble motivación guió la elección de este tema como tesis doctoral: en primer lugar, el interés y la preocupación por el conocimiento de la realidad actual en la educación y la atención de la primera infancia, así como, en segundo lugar, la inquietud por explorar, comprender y comparar las similitudes y diferencias dada la singularidad de la misma en sociedades distintas a la española. Sin cuestionar el carácter necesariamente interdisciplinar del ámbito de las políticas para la primera infancia, del que ofrece buena prueba el contenido de esta investigación, parece evidente pensar que éste constituye una referencia fundamental y obligada para todos aquellos profesionales vinculados, desde una u otra perspectiva, al mundo de la educación; no ha de extrañar, por tanto, que conceptos como "sociedad" e "infancia", ligados a través del nexo educativo se presenten -por una parte- como descriptores básicos en el ámbito de las Ciencias de la Educación y conformen -por otra parte- temáticas nucleares en igual medida para la investigación educativa de su profesorado. Para entender los objetivos de esta tesis doctoral, conviene tener presente la finalidad que, desde un principio, constituyó su clave de bóveda. Las políticas de apoyo a la infancia y las políticas familiares tienen una fuerte tradición en la mayoría de países de la Unión Europea, pero el debate político sobre la idoneidad de estas políticas en el contexto vigente de nuevas relaciones familiares y laborales se encuentra precisamente de plena actualidad. Lo que sigue, pues, pretende ser una contribución más al debate actual, aportando algunas ideas sobre la necesidad de que estas políticas sean abordadas en distintos niveles de la Administración para que puedan contribuir de manera eficiente y equitativa a mejorar la realidad de la vida cotidiana de los infantes y sus familias. Esperando que, aunque sea mínimamente, los resultados obtenidos en esta investigación sirvan al desarrollo de las políticas para la primera infancia y, más concretamente, a la mejora de las condiciones en que el derecho a la EAPI es garantizado.Desde este marco global de referencia, este trabajo se plantea el desarrollo de un estudio comparado para analizar la realidad socioeducativa de diversos países europeos en orden de garantizar la igualdad de oportunidades educativas en la etapa de EAPI, con una especial atención a los niños y niñas de los grupos más vulnerables de la sociedad. Para ello, su finalidad principal será analizar y comparar cómo se contempla la atención institucional y el desarrollo equitativo del cuidado y la educación de calidad de los más pequeños como garantía del derecho a la EAPI de todos los niños y niñas, en general, y, de manera más particular, en algunos de los países de la Unión Europea que cuentan con experiencia histórica en la provisión de esta etapa como Suecia, Inglaterra y España; entre otros motivos de interés que sustentan la elección de los mismos. Ante todos estos planteamientos, retomando el encabezamiento inicial donde ha sido asumido que el trabajo presenta el armazón formal propio de la metodología comparativa, se identifica este ámbito de estudio, la situación en diversos países y la comparación con nuestro referente en España. Iniciados el estudio y abordaje del campo temático que ocupa el foco de interés, se ha considerado oportuno el planteamiento de la hipótesis previa de investigación como la indicada a continuación. La situación actual en materia de educación y atención de la primera infancia presenta rasgos diferenciales en la mayoría de países de la Unión Europea, de manera que la EAPI se provee de muy diversas formas y desde dispares argumentos que se sitúan por encima de los derechos de los niños más pequeños, determinando el alcance en la equidad de la provisión de EAPI garantizando o no este derecho desde la perspectiva de las mismas oportunidades