Nuevas Posibilidades Terapéuticas en el Fallo de Implantación

  1. Pehlivan Budak, Sevkiye Tugce
Dirigida por:
  1. Carmen Rubio Lluesa Director/a
  2. Carlos Simón Vallés Director

Universidad de defensa: Universitat de València

Fecha de defensa: 26 de enero de 2016

Tribunal:
  1. Miguel Milán Sánchez Presidente/a
  2. María Desamparados Mercader Bayarri Secretario/a
  3. Gloria Calderón Vocal
Departamento:
  1. PEDIAT.OB.GINE

Tipo: Tesis

Resumen

RESUMEN DE TESIS DOCTORAL Hipótesis: El fallo de implantación (FI) se define como la ausencia de gestación en pacientes con ? 3 ciclos previos de fecundación in vitro (FIV) con transferencia en fresco de al menos 2 embriones en cada ciclo. En el FI podrían jugar un papel importante tanto factores embrionarios como endometriales. Se han utilizado distintas estrategias de tratamiento a nivel de laboratorio FIV. Esto incluye transferencia en día 3, cultivo prolongado y transferencia en estadio de blastocisto utilizando el método co-cultivo, hatching asistido, diagnóstico genético preimplantacional (DGP) o donación de ovocitos (ovodon). El PGS se está convirtiendo en un procedimiento habitual en pacientes con mal pronóstico reproductivo y con predisposición a tener un mayor número de embriones anormales y cada vez están aumentando más sus indicaciones, siendo el fallo de implantación una de ellas. La hipótesis es que el estudio cromosómico de los embriones podría mejorar los resultados reproductivos en los ciclos de FIV y en teoría reduciría las concepciones cromosómicamente anormales por lo tanto reduciendo abortos y fallos de implantación. Se ha usado Comprehensive Chromosome Screening (CCS) por array CGH y FISH para el análisis genético. Las parejas con fallo de implantación presentan una elevada incidencia de anomalías cromosómicas que se ha determinado en varios estudios. Por ello se ha propuesto que la selección de embriones cromosómicamente normales podría mejorar la capacidad de implantación de estos embriones. Objetivos: 1. Comparar en un estudio prospectivo randomizado los resultados clínicos obtenidos en pacientes de fallo de implantación con PGS a la del grupo control sin biopsia embrionaria, mediante la técnica de FISH para 9 cromosomas. 2. Analizar los resultados clínicos retrospectivos, cuando se incorpora el análisis de 24 cromosomas mediante arrays de CGH. Evaluar los diferentes tipos de anomalías cromosómicas. 3. Analizar el impacto clínico de diferentes factores. Número de ovocitos MII obtenidos, factor masculino y número de fallos previos. Diseño y Selección de Pacientes Se trata de un estudio con 2 etapas. Estudio 1: Primera etapa es analizar los resultados de un estudio prospectivo randomizado que se realizó entre 2004-2011, en 91 pacientes de FI con ?3 ciclos fallidos mediante FISH comparando resultados con biopsia embrionaria en día 3 versus transfer de blastocisto sin análisis cromosómico. En este estudio FI fue definido como ?3 ciclos fallidos tras la transferencia de embriones de buena morfología. Los pacientes fueron asignados en dos grupos a través de una randomización generada por un ordenador: Grupo A: ciclo de ICSI convencional con transferencia de blastocistos en día 5; y Grupo B: ciclo de DGP con la investigación de nueve cromosomas (13, 15, 16, 17, 18, 21, 22, X, Y) y transferencia de blastocisto en el día 5. Estudio 2: La segunda etapa consiste en un estudio retrospectivo en 491 pacientes de FI con ?2 ciclos fallidos donde se ha realizado el análisis cromosómico de 24 cromosomas en embriones mediante array de CGH. Este es un estudio retrospectivo de PGS en pacientes de FI en que se realizó una biopsia en día 3 y un análisis de array de CGH, desde 2010 a 2014. Se realizaron un total de 491 ciclos DPI con array-CGH, para parejas con al menos dos fallos anteriores de FIV/ICSI tras la transferencia de embriones de buena morfología. La edad de las mujeres era entre 29 a 44 años. Para analizar las diferencias en la incidencia de anomalías cromosómicas correlacionados con la edad, este grupo de pacientes se subdividió en dos grupos: mujeres menores de 40 años (n = 274) o mayores o iguales a 40 años (n = 217), respectivamente. Resultados Estudio 1: Se observaron diferencias estadísticamente significativas sólo en el número medio de días de estimulación, que fue mayor en el grupo de PGS (11,0 vs. 9,9; p=0,0051), y en el número de ciclos de FIV fallidos anteriores, lo que fue mayor en el grupo de PGS (3,5 vs. 3,1; p = 0,0039). El porcentaje de embriones anormales en el grupo de PGS-FISH fue de 57,3%. Los porcentajes de embriones en día 3 que llegaron al estadio de blastocisto fueron similares en ambos grupos (64,1% y 61,7%, respectivamente, en los grupos A y B). Tampoco se encontraron diferencias estadísticamente significativas en el porcentaje de pacientes que tuvieron al menos un embrión normal para la transferencia (83,7% vs. 89,6% en los grupos A y B, respectivamente). Con respecto a los resultados clínicos, la tasa de embarazos por transferencia fue mayor en el grupo PGS-FISH en comparación con el grupo de blastocisto, mostrando diferencias estadísticamente significativas (36,1% vs. 62,8, p=0,024; respectivamente, en los grupos A y B). La tasa de abortos espontáneos en ambos grupos fue similar (7,7% vs. 14,8%). La tasa de nacido vivo por paciente fue de 27,9% en el grupo A y se incrementó a 47,9% tras la aplicación de PGS-FISH en el grupo B, pero esta diferencia no fue estadísticamente significativa debido al limitado número de pacientes incluidas. Teniendo en cuenta las gestaciones totales conseguidas tras los ciclos con transferencia en fresco más las transferencias de embriones congelados, las tasas de gestación evolutiva acumuladas por paciente fueron 32,6% y 52,1% en los grupos A y B, respectivamente, sin observarse tampoco diferencias significativas. Estudio 2: La edad de las mujeres varió entre 29 y 44 años, y la diferencia en la incidencia de anomalías cromosómicas se correlacionó con la edad materna: En las mujeres menores de 40 años (n = 274) y mayores de 40 años (n = 217), 69,4% y 88,1% de los embriones analizados eran anormales, respectivamente. El aumento en la incidencia de anomalías cromosómicas con la edad materna se reflejó en una disminución en el porcentaje de ciclos con transferencia de al menos un embrión normal. En el grupo de mujeres de menor edad (<40 años), el 75,5% de los ciclos se resultó en una transferencia, mientras que esta tasa se redujo a sólo 37,8% en las mujeres mayores de 40 años. La tasa de embarazo también fue más elevada en el grupo de pacientes menores de 40 años en comparación con el grupo de mayor edad (52,6% y 41,5%, respectivamente), aunque las tasas de aborto fueron similares. Los resultados clínicos también se evaluaron según el número de fallos de implantación anteriores, en este análisis sólo se incluyeron el grupo de pacientes menores de 40 años. El porcentaje de embriones anormales no se vio afectado por el número de fallos de implantación anteriores (71,9% con 2 fallos y 69,5% con ? 6 ciclos anteriores), pero se notó una disminución en el porcentaje de embriones con un patrón de división caótico (de 18,6% con 2 fallos a 8,5% con ? 6 ciclos anteriores). Con ello, llegamos a la conclusión de que el resultado clínico o las posibilidades de un embarazo a término no se ven afectados por el número de ciclos fallidos anteriores. La contribución de la concentración de espermatozoides se evaluó pacientes menores de 40 años. Se observaron mayores tasas de embarazo e implantación en los ciclos en los que la concentración de espermatozoides fue menor de 10 millones/ml. Sin embargo, el porcentaje de embriones cromosómicamente anormales fue similar para diferentes concentraciones de espermatozoides. Estos resultados podrían indicar que cuando existe un factor de calidad seminal como una posible causa de la mala implantación en ciclos de FIV convencionales, la selección de embriones cromosómicamente normales para la transferencia puede ser capaz de mejorar las tasas de embarazo a más de 60,0%. El número de ovocitos de metafase II (MII) también puede contribuir a los resultados clínicos de los pacientes con FI. En pacientes menores de 40 años, la principal limitación de la reducción del número de ovocitos de MII fue un menor número de ciclos que tuvieron transferencia embrionaria: en pacientes con menos de 5 ovocitos MII se transfirieron embriones en 60% de los ciclos, mientras que cuando se recuperaron más de 16 ovocitos MII, este porcentaje fue superior al 90%. Sin embargo, el porcentaje de embriones anormales, las tasas de embarazo y aborto espontáneo fueron similares independientemente del número de ovocitos de MII obtenidos. El parámetro más afectado por el número de ovocitos de MII fue la tasa de transfer por ciclo y, por tanto, la tasa de embarazo por ciclo. La tasa de embarazo por ciclo se vio significativamente disminuida en casos ?10 ovocitos MII en comparación con el grupo de pacientes con más de 10 MII (33,6% y 46,8%, respectivamente; p =0,03). Conclusiones: 1. Los criterios morfológicos para la selección de embriones no permiten seleccionar embriones cromosómicamente normales. 2. Los resultados obtenidos en nuestro estudio demuestran que las aneuploidías embrionarias pueden ser una causa importante de los casos de fallo de implantación. Se puede utilizar cribado genético preimplantacional para seleccionar y transferir embriones cromosómicamente normales para mejorar los resultados reproductivos en estas pacientes. 3. En nuestro estudio prospectivo y randomizado de PGS-FISH, aunque no estadísticamente significativa, se ha detectado una tendencia a la mejora de las tasas de nacidos vivos con PGS en un grupo de pacientes de con fallo repetido de implantación en los que se excluyeron otras causas. 4. Los embriones no se ven afectados negativamente por el procedimiento de biopsia embrionaria según su desarrollo posterior y las tasas de formación de blastocisto e implantación. 5. Las aneuploidías en embriones preimplantacionales pueden ocurrir en cualquiera de los 24 cromosomas. El porcentaje de embriones aneuploides es mayor cuando se analizan 24 cromosomas por array de CGH, en comparación con el cribado PGS-FISH con sólo 9 cromosomas. 6. El porcentaje de embriones anormales no es afectado por el número de fallos de implantación anteriores, así que el resultado clínico tampoco es afectado por el número de ciclos fallidos anteriores. 7. Se observan mayores tasas de embarazo e implantación en los ciclos en que la edad de la mujer es menor de 40 años, la concentración de espermatozoides es menor de 10 millones/ml y cuando se recupera más de 10 ovocitos de MII.